Un hecho que ha causado profunda consternación y reflexión social ocurrió este fin de semana en una comunidad del corregimiento de El Prado, distrito de Las Palmas, provincia de Veraguas donde una adolescente de aproximadamente 15 años dio a luz a su hijo en un paraje solitario y, en circunstancias aún bajo investigación, lo dejó abandonado entre la vegetación.
Fue una niña del lugar quien, al escuchar el llanto de la recién nacida, alertó a los adultos de la comunidad. Los vecinos acudieron al sitio y notificaron de inmediato a las autoridades. El hallazgo movilizó a los paramédicos del Ministerio de Salud quienes acudieron con premura para salvar la vida de ambas personas.
Se informó que la menor parturienta llegó a la casa de sus familiares en estado delicado, ensangrentada y desorientada, lo que generó alarma entre sus parientes.
Dada la situación tanto ella como su bebé fueron trasladadas al Hospital Regional Dr. Luis “Chicho” Fábrega, en una ambulancia donde permanecen hospitalizadas, fuera de peligro, bajo atención médica y psicológica.
Las autoridades competentes, entre ellas el Ministerio Público y la Sección de Familia del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), han iniciado las investigaciones para esclarecer las circunstancias que rodearon este caso y determinar las posibles responsabilidades.
Más allá del hecho en sí, este suceso pone en evidencia una realidad que persiste en muchas zonas rurales del país: la vulnerabilidad de niñas y adolescentes frente al embarazo precoz, la falta de orientación sexual y emocional, y las limitadas oportunidades de acompañamiento familiar e institucional.
Líderes comunitarios y educadores de la región han expresado su preocupación, señalando que es urgente fortalecer los programas de educación sexual integral, atención psicológica y apoyo social en las comunidades más apartadas.
“No se trata solo de atender la emergencia, sino de prevenir que historias tan dolorosas vuelvan a repetirse”, manifestó un docente local.
Mientras madre e hija se recuperan, el caso de El Prado recuerda la necesidad de mirar con más sensibilidad y compromiso la realidad de la niñez y adolescencia rural, donde muchas veces la falta de orientación y apoyo termina convirtiéndose en tragedia.


              




                    

